¿Quién es una Carmelita?
La carmelita es una mujer que sigue a Jesucristo con el estilo de Teresa de Jesús. Se caracteriza principalmente por el deseo de buscar a Dios a través de todo lo que acontece; de hacer de la vida un trato de amistad con Él, y de esta relación hace que deriven todos sus afectos.
Forma parte de una comunidad, viviendo junto a otras que comparten la misma llamada. El silencio y la soledad están siempre equilibrados por un intenso clima de familia. La carmelita tiene bien presente que “aquí todas han de ser amigas, todas se han de querer, todas se han de amar, todas se han de ayudar” (C.4,7)
Intenta vivir lo más sobriamente posible, apreciando las pequeñas cosas de cada día, que no son pocas, cuando se tienen los ojos abiertos para saber reconocerlas. Lo quiere disfrutar todo, pero pretende no enredarse con nada. No siempre lo consigue, pero sabe que el desasimiento de todas las cosas es el que le ofrece la mayor libertad.
Su trato es llano y sencillo, porque se tiene por hermana de todos. Y así, como cualquiera, cuenta con sus defectos y sus virtudes; sus proyectos y sus desengaños; goza de días buenos y sufre sus días malos. Procura conocerse a sí misma y descubrir las propias limitaciones, su pobreza y su pecado, pues llegar a ser humilde de corazón entra dentro de sus aspiraciones más íntimas. Sin embargo, no puede olvidar que Dios nos habita, llenándonos de su luz y de su amor; por eso mismo, la carmelita sabe que ha de estar dispuesta en todo a cantar las misericordias del Señor.
Es viajera incansable de caminos interiores, exploradora atrevida de los terrenos del Espíritu. Como Teresa de Jesús, quiere también aventurar la vida, vistiéndose de confianza para tan largo camino. A veces le asalta el miedo y ora. A veces siente la debilidad y sigue orando… Cuando su corazón se llena de rostros, ora por ellos. Cuando escucha el lamento del pobre, del herido, del que sufre, sigue orando. Y pase lo que pase, ya estemos en guerra o en paz, con riqueza o carestía, con salud o enfermedad, la carmelita sabe que tiene una misión concreta que no puede abandonar nunca. Ella sigue orando.